Las criptomonedas, un activo altamente volátil
Si algo caracteriza el mercado de las criptomonedas es la gran volatilidad. Al ser un mercado relativamente pequeño y en el que gran parte de las criptomonedas se concentran en pocas manos, la especulación de los grandes inversores suele generar grandes fluctuaciones por su poder de arrastre y el valor poco tangible de los criptoactivos.
La crisis financiera de 2007-2008 llevó a Satoshi Nakamoto a crear una criptomoneda que escapara del sistema financiero tradicional: el bitcoin. En la primera transacción, que se produjo a principios de 2009, su valor era residual: solo 0,00076 dólares.
Desde entonces, el precio del bitcoin se ha disparado, aunque con una volatilidad enorme. Si analizamos su evolución de los dos últimos años, comprobamos que pasó de menos de 10.000 euros en septiembre de 2020 a más de 50.000 medio año después, para volver a caer por debajo de los 30.000 cuatro meses más tarde. Y, tras nuevos repuntes, que la llevaron a una valoración en noviembre de 2021 de 58.358 euros, su máximo histórico, las sucesivas caídas del “criptoinvierno” la han situado en torno a los 20.000 en la actualidad, prácticamente un tercio de su valor máximo.
El bitcoin no es una excepción. La volatilidad también afecta al resto de criptomonedas. Por ejemplo, ether perdió dos tercios de su valor entre abril y junio, al pasar de más de 3.000 euros a menos de 1.000, para volver a superar los 1.900 a mediados de agosto y descender por debajo de los 1.400 a partir de mediados de septiembre.
Terra luna, el caso más sonado, pasó de valer más de 80 euros a principios de mayo a quedarse prácticamente sin valor en poco más de una semana. Y eso que se trataba de una ‘stablecoin’, es decir, una criptodivisa cuyo valor está vinculado al de otra moneda, materia prima o instrumento financiero, lo cual debería aportar más estabilidad.
Un valor poco tangible
Las criptomonedas han ganado mucho protagonismo en el mundo financiero en los últimos años. Un informe del Banco de España calcula que el mercado de criptoactivos alcanzó una capitalización en 2021 de 2,8 billones de dólares, aproximadamente un 1 % de los activos financieros globales.
Aun así, siguen sin tener la aceptación de activos tradicionales como la renta variable o el oro. Economistas como Paul Krugman y líderes empresariales como Warren Buffett incluso las han calificado de «espejismo» y han llegado a augurar su desaparición.
Es cierto que los mercados del oro o de la renta variable tampoco son ajenos a la especulación, pero el oro o las empresas que cotizan en bolsa tienen un valor intrínseco más evidente. El oro se ha utilizado como medio de intercambio durante mucho tiempo y es una mercancía razonablemente estable en cuanto a precio, demanda y oferta. Por su parte, las empresas cotizadas cuentan con propiedades, clientes, flujos de caja y cuentas de resultados que les otorgan un valor más tangible.
Aunque nadie puede negar que ‘blockchain’ proporciona beneficios como la seguridad, la descentralización, la reducción de costes y la velocidad, todavía es difícil especificar el valor real que las criptomonedas aportan a sus propietarios. Y eso es terreno abonado para la volatilidad.
Un mercado poco regulado
Tampoco ayuda a la estabilidad el hecho de carecer de un organismo de gobierno o control, como sucede con la moneda fiduciaria, las acciones o los bonos. En este sentido, el aumento progresivo de la regulación podría contribuir a una mayor adopción, aunque un exceso regulatorio podría ser contraproducente.
De ahí que la Unión Europea haya publicado una propuesta de normativa que afecta a los emisores de criptoactivos, a las plataformas de intercambio y a las billeteras de monedas digitales. Esta regulación pretende facilitar la supervisión del sector y evitar la manipulación del mercado.
El poder de las “ballenas”
Sin un valor real claro, las criptomonedas son activos muy especulativos, así que resultan mucho más sensibles a los movimientos puntuales de los grandes inversores, que provocan reacciones en cadena hacia arriba o hacia abajo.
Hay que tener en cuenta que el mercado de criptomonedas es aún muy pequeño comparado con los de otros activos y que una parte considerable está en manos de pocos inversores, conocidos como “ballenas”. Per Wimmer, fundador de Wimmer Financial LLP, ha llegado a advertir que el mercado de las criptomonedas está dominado por diez ballenas.
Esta afirmación quizás sea exagerada, pero lo cierto es que, según la Oficina Nacional de Investigación Económica estadounidense, a finales de 2020 un tercio de todos los bitcoins estaban en manos de solo 10.000 inversores. Esta concentración hace que sus decisiones puedan desestabilizar con más facilidad el mercado, ya que su peso relativo es mucho mayor.
Maniobras especulativas
Para enriquecerse, hay ballenas que empiezan a vender un gran volumen de criptomonedas a un precio por debajo del mercado. Así se desencadena el pánico y se disparan las ventas de los pequeños inversores. Una vez el precio toca fondo, las ballenas aprovechan para volver a comprar más criptomonedas.
Por tanto, una adopción masiva de las criptomonedas que rebajara el peso relativo de los grandes inversores ayudaría a estabilizar el mercado. Para ello sería necesario que se equiparasen a las monedas fiduciarias, de forma que se percibieran como un valor estable y se pudieran intercambiar por productos y servicios con mayor facilidad. La utilidad es un elemento clave a la hora de establecer el valor de un activo y el potencial de las criptodivisas todavía se está explorando.
El ruido mediático
El valor subjetivo de las criptomonedas hace que también sean muy sensibles al ruido mediático. Por ejemplo, cuando Tesla anunció que las criptodivisas no serían aceptadas como modo de pago, el valor del bitcoin se desplomó, mientras que bastó con que Elon Musk mostrara su apoyo a dogecoin en Twitter para que el valor de esta criptodivisa se disparara.
Si las noticias en torno a una criptodivisa son positivas o algún ‘influencer’ genera un sentimiento positivo hacia ella, la demanda y el precio aumentan. Y ocurre lo contrario cuando las noticias o el sentimiento generado son negativos.
Todavía es pronto para saber si se estabilizarán los mercados en el futuro y podrán negociarse las criptomonedas igual que las monedas fiduciarias. Lo que está claro es que el volumen de capital invertido en criptomonedas tendría que crecer mucho para que se reduzca la volatilidad.
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Gràcies!
Gràcies a tu, Joan, per ser-hi i per seguir-nos!!!
Interessant informació sembla que no estar dins del que es el sistema oficial i institucional te el seu preu
Sí, cert, això sembla… Moltes gràcies pel teu comentari, Alícia!!!
Gràcies.
Gràcies a tu, Pere!!!
Gràcies per la informació👌
A disposar Jordi, per això estem.
Molt bon article👍
Si Manuel, compartim!