Se llama Pol Gise y tiene cientos de miles de seguidores. Triunfa en YouTube y en Instagram. Es uno de los creadores más importantes de nuestro país y, a pesar de todo, alerta que el sector audiovisual en catalán “no cree en el talento de los jóvenes”.

Este ‘youtuber’ catalán, que ha construido una trayectoria profesional, como toda su generación, al margen del ecosistema convencional de medios, dice que triunfa en castellano, pero que en catalán no tiene manera de rentabilizar el gran éxito que acumula. Gise lo denunció hace pocos días en un hilo viral en Twitter, y ahora se sincera con el director de contenidos de 11Onze, Toni Mata, en el último podcast publicado en La Plaça. “A veces he sentido incluso desprecio”, espeta. 

“Al principio hacía los videos en castellano, por pura disglosia. ¡Qué triste que ni siquiera me lo planteara! Y cuando empecé a publicar videos en catalán me sentía mucho más libre”, sigue. Como Pol Gise ya sabe cómo funcionan las redes, no ha tardado en hacer crecer sus perfiles en catalán. “Era fantástico, a mucha gente le gustaba, y lo hacía en mi lengua materna”, se exclama. Y, aun así, a medida que ha crecido se ha dado cuenta que no puede monetizar estos contenidos como sí lo hace en castellano.

“Un Titanic con el iceberg en su interior”

La frustración se le acentúa cuando ve cómo los políticos gestionan el dinero público y la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA). “TV3 es como un Titanic con el iceberg en su interior. Se hunde, sí, pero les sale más a cuenta hundirlo, porque ahí viven muy bien, que mover un poco el timón o tapar los agujeros”, critica.

Gise también recuerda que en el último acto organizado por Òmnium se sintió desconcertado. El presidente de la entidad, Jordi Cuixart, denunció que la nueva Ley del audiovisual que negocia el gobierno español puede hacer retroceder, todavía más, la visibilidad del catalán. “Ahora lo critican, pero los problemas de la lengua ya existían. El presidente de Òmnium decía que no quería que los artistas catalanes tuviéramos que irnos del país, pero es que no hace falta irte. Yo no he salido de Cataluña y vivo del castellano, de una lengua que no es la mía”, lamenta. 

Para Gise, la única respuesta ante este retroceso no debería ser invertir en producciones extranjeras, sino fomentar la producción en Cataluña. “Evidentemente no somos una potencia como Estados Unidos, pero se pueden hacer muchas más cosas. ¿Qué le gusta a la gente y en qué se están gastando el dinero de nuestros impuestos? Algo falla. No digo que se tenga que invertir todo en redes sociales, pero hay que sentarse a la mesa y negociar, y no se hace”, sigue el actor. 

¿La Generación Z, una juventud cancelada?

“Ahora, están intentando reflotar el canal Super3, pero van con seis años de retraso”, afirma Gise. De hecho, le sorprende que se entienda tan poco lo que hacen él y otros compañeros. “Me invitaron a un programa y me querían disfrazar de jugador de sumo y que jugara con unas pelotas gigantes… Hay ‘youtubers’ que hacen eso, pero no es mi caso”, confiesa. Gise también admite que la presión de las redes sociales y las expectativas erróneas de la industria cultural le provocan ansiedad. 

Una ansiedad que, de hecho, es el pan de cada día para su generación. El ‘youtuber’ encuentra el ejemplo personal más claro en la escritura de su libro, ‘2040. Humanitat cancel·lada’ (Columna Edicions, 2020), un proceso que le hizo caer en una depresión. “¿Si no vendo suficientes libros soy un inútil? Me he sentido muy solo”, dice. Para acabar, recomienda al ensayista de cabecera de una juventud que muchos sienten, efectivamente, cancelada: Mark Fisher y su ‘Realismo capitalista’ (Caja Negra Editora, 2016). “Relaciona muy bien los problemas de salud mental con todo este sistema económico”, suelta. Comentar este binomio, sin embargo, daría para otra entrevista.

11Onze se está convirtiendo en un fenómeno como primera comunidad fintech de Cataluña. Ahora, lanza la primera versión de El Canut, la super app de 11Onze, para Android y Apple. Desde El Canut se puede abrir la primera cuenta universal en el territorio catalán.