Pequeños comercios abren tiendas virtuales de productos de proximidad para reconectar los puentes entre productores y consumidores.

La crisis de la Covid-19 ha cambiado algunos paradigmas establecidos y nos ha hecho plantearnos muchas cosas que no hacíamos del todo bien. El consenso social en cuanto al respeto al medio ambiente y al uso que hacemos de los recursos naturales ya era una tendencia creciente en muchos ámbitos sociales y empresariales antes de la pandemia, pero quizás ahora hemos visto más claramente y con ejemplos prácticos por qué es importante que hagamos las cosas de una manera más sostenible.

•  Del campo a casa

La compra de proximidad ha ganado relevancia, especialmente por el largo período de confinamiento que nos ha restringido los desplazamientos y nos ha concienciado en la importancia de apoyar al productor local y a los pequeños comercios que nos ahorran largos desplazamientos mientras ofrecen una atención personalizada que es difícil encontrar en grandes superficies comerciales.

La industria alimentaria ha seguido en pleno funcionamiento, pero la ausencia de turismo, junto con el cierre del gremio de la restauración, ha roto los canales de distribución habituales. Por suerte, vivir en la época digital ha facilitado que muchos productores locales catalanes hayan encontrado una alternativa gracias a las nuevas tecnologías, asociándose muchos de ellos en iniciativas para construir un puente virtual entre productores y consumidores.

Han surgido infinidad de proyectos y plataformas en la red, muchas sin ánimo de lucro y con un único objetivo de facilitar un espacio común, como si se tratara de un mercado de calle de toda la vida, para que pequeños comerciantes sin los recursos económicos de las grandes superficies pudiesen tener su tienda virtual y ofrecer sus productos a un público que no podía salir a la calle, pero que tenía más tiempo que nunca para pasar horas delante de una pantalla.

•  Cocinamos en casa y más saludable

Sí, también pedimos más comida para llevar, pero parece que muchos han descubierto que su vocación en la vida es ser chef, o quizás panadero, si nos fijamos en la total desaparición de la harina de los estantes de los supermercados los primeros días del confinamiento. Sea como fuere, tenemos más tiempo para cocinar y así también matar el aburrimiento después de ver todas las películas y series y de haber aprendido cinco idiomas y obtenido másteres en todo tipo de estudios totalmente prescindibles, o de pasar horas teletrabajando, también producto de esta nueva normalidad.

Los vídeos de recetas de cocina de YouTube son más populares que nunca, así como la cocina con productos frescos, y aquí la compra de proximidad juega un papel clave que esperemos que mantenga de aquí en adelante.

Trabajar desde casa y las restricciones en la restauración también han cambiado las horas de nuestras comidas, de forma que comemos a horas más racionales, con el subsiguiente beneficio para nuestra salud.

La compra de proximidad de productos agroalimentarios procedentes de la tierra y de la ganadería, elaborados en favor del consumidor y respetando la sostenibilidad de nuestro entorno, nos conduce a comer mejor, a apoyar a nuestros pequeños productores, y la reconexión con el entorno natural, que ahora es más apreciado que nunca; son solo algunas de las tendencias que nos han quedado de la pandemia y por las que podemos estar agradecidos.