Por qué una recesión es buena para tu salud

Se conoce como recesión una contracción generalizada de la actividad económica de un país durante un periodo de tiempo determinado que tiene consecuencias negativas para la economía y la sociedad en general. Sin embargo, hay estudios que demuestran que, en algunos aspectos, una recesión puede tener efectos positivos para la salud de las personas.

 

Las recesiones económicas son generalmente percibidas como fenómenos destructivos para la economía y la sociedad. Estos periodos de crecimiento económico negativo vienen acompañados de elevados niveles de desocupación, pobreza y exclusión social que condicionan el estado del bienestar.

La contracción de la oferta y la demanda provoca que las empresas tengan que reducir costes y no precisen ciertos perfiles profesionales para mantener su producción, por lo tanto, reduciendo la ocupación. Este aumento del paro comporta una disminución de los ingresos y el poder adquisitivo de las familias, que tienen dificultades para satisfacer sus necesidades básicas, lo cual aumenta la pobreza.

En un contexto de contracción económica sube el riesgo de sufrir trastornos de salud mental como la depresión o la ansiedad. Así mismo, los efectos de una crisis económica pueden afectar a las personas con bajos ingresos o con trabajos precarios de manera desproporcionada, aumentando la desigualdad económica y social.

Ahora bien, paradójicamente, se ha comprobado que las recesiones reducen la mortalidad, debido en gran parte a los efectos sanitarios de la ralentización de la actividad económica. Al menos esto es el que se desprende de un estudio publicado por la Oficina Nacional de Investigación Económica de los Estados Unidos y dirigido por el economista Amy Finkelstein, que ha analizado los efectos de las recesiones en la salud de las personas.

 

Las recesiones nos alargan la vida

El análisis elaborado por el economista Amy Finkelstein, constata que las tasas de mortalidad entre los ciudadanos estadounidenses descendieron un 0,5% por cada aumento del 1% en la tasa de desocupación durante la gran recesión que se produjo a finales de la década de los años 2000. Sus estimaciones implican que gracias a esta recesión, una de cada 25 personas de 55 años ganó un año más de vida.

También se observa que cuanto mayor era la desocupación en una zona, más tiempo se alargaba la vida de las personas, sobre todo las mayores de 64 años y las que no tenían un título universitario. “Estas reducciones de la mortalidad aparecen inmediatamente”, dice el informe, “y persisten durando al menos 10 años.”

De hecho, se corrobora como las personas de avanzada edad son las que se ven más beneficiadas por el incremento de la esperanza de vida, puesto que, a pesar de que por su edad están generalmente más expuestas a un mayor riesgo de mortalidad, resultan ser menos afectadas por los efectos negativos de las recesiones, como por ejemplo una reducción de los ingresos laborales.

 

Una atmósfera más limpia

La principal causa de una mayor longevidad de vida es un aire más limpio. Todos pudimos comprobar como las medidas de restricción de la circulación, derivadas del confinamiento a causa de la crisis sanitaria de la Covid-19, comportaron una reducción drástica del dióxido de nitrógeno en las principales ciudades del Estado, hasta el punto que disfrutábamos del aire más limpio en la última década.

Del mismo modo, las emisiones de gases de efecto invernadero, como los óxidos nitrosos, disminuyeron en torno al 21% entre 2005 y 2011. La mayor parte de esta reducción se observó en las zonas urbanas y a lo largo de las principales autopistas.

El informe apunta que los causantes de defunciones que disminuyeron durante la recesión, como las enfermedades cardíacas, el suicidio y los accidentes de tráfico, también están relacionadas con una reducción de la contaminación.

Aunque los autores confirman investigaciones anteriores que apuntan a una reducción de las muertes por accidentes de tráfico a causa de la menor circulación de vehículos, la contaminación también puede causar la muerte por culpa de la absorción de partículas en el torrente sanguíneo y alterar el funcionamiento del corazón. Por lo tanto, aumentan los accidentes de tráfico porque las personas están más agitadas y experimentan una función cognitiva más lenta en tiempo real, lo cual explica otro 10-20% de la disminución de la mortalidad.

Los investigadores concluyen que “los resultados sugieren importantes compensaciones entre actividad económica y mortalidad. En todo caso, cada cual tiene que decidir individualmente si compensa tener una vida más corta para disfrutar de una economía más activa.

 

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  1. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:

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