Las mujeres dedican el 62% de su jornada laboral a trabajos domésticos no remunerados. Si estas tareas se reconocieran, el PIB español subiría un 40% y las mujeres serían responsables de casi el 52% de la riqueza.

El 8 de marzo de 2023 la patronal PIMEC publicó un estudio a recordar cada Día de la Mujer. La aportación de la mujer a la economía española es un minucioso trabajo en colaboración con la Universidad de Santiago de Compostela. Se analizan datos desde 2007, teniendo en cuenta salarios, trabajos, aportación al PIB y muy especialmente las diferencias entre parados hombres y mujeres.

El estudio llegó a la conclusión de que se invisibiliza a gran parte de la actividad económica del estado, como si no fuera importante, cuando en realidad es uno de los tractores económicos de la sociedad. La tradicional dedicación de las mujeres a las tareas domésticas, de asistencia y de cuidados ha relegado esta actividad económica a la intimidad de los hogares, no reconociéndola. Pero detrás de una mujer que deja el trabajo para cuidar de los niños, padres o parejas, hay una mujer que pasa a la economía no remunerada. Ahora bien, que no se pague no significa que no sea trabajo y no tenga un impacto económico.

Si el trabajo de todas estas mujeres se pagase, supondría un incremento del PIB español de un 40%. No son números al azar. En la siguiente tabla puede verse la dedicación en horas de hombres y mujeres a tareas consideradas no productivas. La participación de las mujeres casi dobla a la de los hombres.

Esto tiene una traducción económica directa y calculada de forma muy conservadora. En el estudio valoran el precio de la hora de trabajo del hogar en tan solo 7,82 euros por hora. Con este cálculo tan modesto, el trabajo doméstico realizado por mujeres equivaldría a 541.000 millones de euros, es decir, el 40,7% del PIB de España en 2022.

¿Solo es economía lo productivo?

El Día de la Mujer es un día para reivindicar la igualdad. Normalmente, se pone el foco en la brecha salarial entre hombres y mujeres, en la dificultad de conciliar y en la poca cantidad de mujeres en cargos directivos. Todas estas reivindicaciones son ciertas, pero hay que sumarle esta: se invisibiliza la aportación económica no remunerada. Por tanto, hay que hacerse una pregunta pertinente, ¿solo es economía lo productivo? ¿Lo que se compra y se vende? Las tareas domésticas y de cuidados son imprescindibles. Todo el mundo debe hacerlas. Cuando el esfuerzo recae, habitualmente, en las mujeres, estas están dejando de ganar dinero para que otras puedan hacerlo. Esto las hace dependientes e involuntariamente generosas: sin su aportación la economía individual y colectiva quedaría seriamente dañada. Es el trabajo que las mujeres regalan.

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